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La magia de la "ciudad maravillosa" desafía actualmente cualquier estadística de riesgo. Río de Janeiro recibió casi dos millones de visitantes extranjeros este año, cifra que supera en un 46% los registros de 2024. Este flujo histórico consolida un fenómeno donde ya no existe la temporada baja, impulsado principalmente por el impacto de las redes sociales y eventos masivos gratuitos.
El éxito del destino radica en su dualidad geográfica. "Río sobre todo tiene la ciudad y la playa es un equilibrio entre ambas cosas lo cual es realmente agradable", comentan viajeros que eligen esta metrópoli sobre otras capitales sudamericanas. Incluso el centro urbano, antes evitado por extranjeros debido a la inseguridad, ahora ofrece circuitos culturales vibrantes.
Los organizadores locales fomentan la integración social: "siempre intentamos reunir a todos los cuerpos a todas las etnias... creo que eso es lo que necesita Río de Janeiro siempre está con los brazos abiertos".
Los organizadores locales fomentan la integración social: "siempre intentamos reunir a todos los cuerpos a todas las etnias... creo que eso es lo que necesita Río de Janeiro siempre está con los brazos abiertos".
No obstante, el contraste social permanece latente en la región. Brasil ocupa el séptimo lugar en peligrosidad mundial según la ONG ACLED. En octubre, operativos policiales en favelas dejaron más de 130 fallecidos, evidenciando una crisis de seguridad profunda. Pese a las sombras y los atascos viales, el encanto carioca prevalece.
Los turistas sucumben al placer de una caipiriña mientras ignoran las alertas de violencia. La urbe demuestra que su mística visual y sonora resulta un cóctel irresistible frente a cualquier percepción de amenaza.
