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Flor de Cempasúchil: ¿hecho en China?

El Cempasúchil está en peligro. Con la popularización del Día de Muertos,  la producción masiva de la flor depende cada vez más de semillas híbridas importadas de Estados Unidos, India y, principalmente, China.

Esta tendencia no solo amenaza la biodiversidad mexicana, sino también la economía de miles de familias campesinas. Mientras que una empresa china reportó ganancias por 500 millones de dólares en la producción de Cempasúchil el año pasado, el sector en México calculó ingresos por 350 millones.

La irrupción de la semilla proveniente de Asia ha puesto en riesgo el sustento de decenas de familias. La semilla china es más económica y no da semilla, por lo que solo se usa hasta que florea. Además, tiende a venderse en maceta, algo que los clientes de la Ciudad de México han preferido.

En contraste, productoras locales cultivan la variedad nativa de forma sustentable. La gran ventaja del Cempasúchil originario es que éstos pueden seleccionar la semilla y seguir sembrándola. Los restos de su cosecha sirven como abono para la parcela, donde luego sembrarán otros cultivos como frijol o calabaza.

Colectivos como "Jóvenes Artesanos" distribuyen la cosecha nativa a un precio justo para conservar la estructura ancestral. Su objetivo es evitar que los productores que siembran la semilla nativa vean en la practicidad de la semilla importada un camino a seguir. Estas mujeres preservan la tradición y el símbolo de identidad nacional.