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Manchester United: ¿qué tan grave es que repita el arranque de 1992-93?

Manchester United atraviesa un inicio de campaña preocupante: apenas 4 puntos en 4 partidos, la misma cifra con la que arrancó la temporada 1992-93 bajo Sir Alex Ferguson. La estadística no es anecdótica, refleja un club atrapado en dudas estructurales, incapaz de proyectar la grandeza que su historia demanda.

El problema no se reduce a un mal arranque. El curso pasado los Red Devils firmaron su peor posición en liga en décadas —decimoquintos— con una defensa frágil, derrotas dolorosas en Old Trafford y una alarmante falta de consistencia. Hoy el patrón se repite: decisiones cuestionables, un sistema rígido y poca claridad sobre qué identidad futbolística se busca.

Rúben Amorim mantiene su idea táctica, incluso cuando los resultados muestran lo contrario. No se trata solo de insistencia, sino de la necesidad de flexibilidad: ajustar planteamientos a la plantilla real, aceptar errores y corregir. Si no hay evolución, la directiva deberá preguntarse si otro entrenador con capacidad de reconstrucción puede encender la chispa perdida.

La solución tampoco se limita al banquillo. El club necesita invertir con inteligencia: fichajes que respondan a carencias claras, no solo nombres mediáticos. Defensa, portería y mediocampo requieren líderes sólidos. Al mismo tiempo, jóvenes como Kobbie Mainoo representan un camino hacia la frescura y la identidad, siempre que se integren con respaldo técnico y psicológico.

El desafío mayor es construir coherencia institucional. Dirección deportiva, cuerpo técnico y academia deben compartir una visión común, con un plan a mediano plazo que evite reacciones improvisadas. Y sobre todo, recuperar la confianza de una afición que exige explicaciones y proyectos claros, más allá de resultados inmediatos.