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Aranceles mexicanos a China: ¿todo por satisfacer a Trump?

El gobierno de México anunció la imposición de aranceles de hasta 50% a más de una docena de productos provenientes de China. Según explicó el secretario de Economía, la medida busca salvaguardar a las industrias nacionales y proteger el empleo. Entre los sectores más afectados están el automotriz, autopartes, textiles, vestido, acero, papel, cartón, vidrio, motocicletas, jabones, perfumes y cosméticos.

El discurso oficial es que los nuevos impuestos abrirán espacio para que empresas mexicanas ganen terreno. Pero la pregunta es inevitable: ¿realmente México tiene hoy la capacidad productiva y la competitividad para suplir la enorme oferta china? 

El caso más delicado es el de la industria automotriz, la más importante en el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá. China ha inundado con autos de bajo costo, abriéndose paso en este sector clave para los tres países de Norteamérica. Por su parte, el gobierno de China ha sugerido que México incurre en estos impuestos a sus productos bajo presión de Estados Unidos. 

El riesgo para México no es menor, pues los aranceles pueden traducirse en incrementos de precios en sectores que afectan directamente a la vida cotidiana, desde un coche hasta un pantalón, una ventana o un jabón. ¿Está calculando el gobierno el golpe al bolsillo de las familias mexicanas?

Más allá de las buenas intenciones de “fortalecer la industria nacional”, bien podría tratarse de un movimiento geopolítico para satisfacer a Donald Trump, quien ha insistido en cerrar la puerta a la industria china en América del Norte. 

Si no hay un plan sólido de inversión, infraestructura y apoyo real a las empresas mexicanas, los aranceles no harán más que encarecer productos. México corre el riesgo de pagar un alto costo económico y político por un movimiento que, al final, puede beneficiar más los juegos globales de Donald Trump que a los propios mexicanos.