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Asesinato del alcalde de Uruapan: ¿Michoacán de Ocampo o Michoacán del Narco?

El asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, la noche del sábado 1 de noviembre en la plaza del centro municipal durante el Festival de las Velas es una de las expresiones más atroces de la crisis de seguridad en México. El edil recibió siete disparos de arma de fuego durante este evento que formaba parte de las conmemoraciones del Día de Muertos y murió en el hospital minutos después. Uno de los agresores fue abatido en el lugar y dos personas más fueron detenidas.

En unas cuantas horas, este crimen ha tomado forma como uno de los casos que abandera el hartazgo ciudadano ante la crisis de seguridad y el fracaso de las autoridades para resolverla.

A pesar de que todas las muertes son dolorosas, el asesinato de un alcalde no es uno más. Se trata de una afrenta directa del crimen organizado al Estado mexicano. Un alcalde es la máxima autoridad civil en una localidad y abatirlo equivale a declarar que se está por encima de la autoridad. Más aún, hacerlo en la plaza municipal, abarrotada, y durante un acto festivo importante busca infundir miedo en la población, mostrar que son ellos quienes mandan y dejar claro que pueden arrebatar la vida de quien quieran, incluida la de la persona más protegida del lugar.

Si este caso cobra tal relevancia es porque no se trata de un hecho de violencia aislado; por el contrario, es una de las peores expresiones de la grave situación de inseguridad en la que viven los michoacanos. Este hartazgo se mostró tanto en la protesta en Morelia, la cual terminó con la incursión de manifestantes en el Palacio de Gobierno que prendieron fuego en zonas de su interior, como en el funeral de Manzo, convertido en una manifestación ciudadana.

Michoacán es cada vez menos de los michoacanos y más del narcotráfico y el crimen organizado. Claudia Sheinbaum y Omar García Harfuch se aferran a sus cifras y aseguran que su estrategia de seguridad está funcionando. Es claro que no es el caso en Michoacán, como tampoco en otras zonas, como Guanajuato o Sinaloa. ¿Serán capaces de diseñar una estrategia efectiva, específica para el estado que permita devolver a Michoacán a los michoacanos?