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El reciente informe anual de la CEPAL sobre el panorama social en América Latina y el Caribe revela buenas y malas noticias para México y la región.
Por un lado, la pobreza en la región alcanzó su nivel más bajo registrado. En 2024, 25.5% de la población vivía en situación de pobreza por ingresos. Aunque es una cifra aún alarmante, se ubica en sus niveles más bajos desde que existen datos comparables.
México fue uno de los protagonistas de ese logro. El país redujo su pobreza general en 3.1 puntos porcentuales y la pobreza extrema en 0.6, lo que lo posiciona como el Estado latinoamericano que más contribuyó a la caída de la pobreza regional.
Detrás de la disminución de la pobreza en el país está, principalmente, el aumento en los salarios reales —impulsado en buena parte por el incremento del salario mínimo—, que explica alrededor de dos de cada tres puntos de esa caída. El punto restante deriva de programas sociales.
Pero no todo es celebración. Además de la necesidad de seguir reduciendo la pobreza, el otro gran reto es la desigualdad. Según la CEPAL, en América Latina el 10% más rico capta 34.2% del ingreso total, mientras que el 10% más pobre apenas alcanza 1.7%.
La CEPAL propone cinco estrategias clave para atacar la pobreza y la desigualdad: mejorar la igualdad educativa, crear empleos de calidad, fortalecer la igualdad de género y los cuidados, combatir la discriminación a poblaciones vulnerables y aumentar la institucionalidad social con financiamiento consistente.
En el caso de México, habrá que consolidar el aumento en los salarios, que es lo que está detrás de la disminución de la pobreza. Sobre los programas sociales, la propia Cepal advierte que no son suficientes para erradicar la pobreza por sí mismos y que no son una solución al problema de la pobreza estructural, aunque ayudan a aliviar las presiones de las familias. Especial atención requerirá el crecimiento económico, que este año se pronostica prácticamente nulo, tan sólo 0.3% según el Banco de México.
