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Disminuye pobreza, ¿se deteriora la salud?

El reciente informe del INEGI sobre la pobreza multidimensional acaparó los titulares informativos y reveló un panorama complejo para México. Mientras se celebra la salida de 8.3 millones de personas de la pobreza en los últimos dos años, hay quienes se enfocan en el sexenio completo, destacando que 13.4 millones de mexicanos dejaron esta condición desde 2018. La metodología del CONEVAL, respetada por el INEGI, garantiza la confiabilidad de los datos, afirmando una reducción "histórica" del 29% en la pobreza real.

Este avance se atribuye principalmente a la mejora en los ingresos de las personas. El aumento al salario mínimo, junto con las transferencias directas de los programas sociales, fueron factores clave para que más hogares contaran con recursos monetarios. "El gobierno de la Cuarta Transformación se atrevió a hacerlo a fondo", señala el investigador de la UNAM Héctor Hernández Bringas, en entrevista con Radio Fórmula.

Sin embargo, la buena noticia monetaria contrasta con profundos rezagos sociales. El acceso a la salud pública muestra un retroceso alarmante: de 2018 a 2022, el porcentaje de mexicanos sin este servicio se duplicó de 16% a 34%. En cifras absolutas, 44.5 millones de personas carecen de cobertura sanitaria, frente a los 20 millones anteriores. Asimismo, el rezago educativo apenas se movió, manteniéndose alrededor del 18.5% durante todo el sexenio pasado.

Hernández Bringas destaca que, pese a los progresos en ingresos, persisten "pérdidas muy importantes" en salud pública y el aumento de personas vulnerables por carencias sociales. Es decir, aunque ganen más, siguen sin acceso a servicios básicos. La realidad es que, a pesar de los avances, un desalentador 68% de los mexicanos —casi 90 millones— permanece en condiciones de pobreza o vulnerabilidad.