Las organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico han evolucionado radicalmente. Actualmente, utilizan métodos más sofisticados para transportar su mercancía y se han expandido a países que antes no figuraban como destinos de tránsito. Esta transformación ha sido documentada por una investigación de la revista The Economist.
El negocio de la droga pasó de ser controlado por cárteles organizados de forma vertical e integrada, a un esquema mucho más descentralizado y flexible. Ahora, las grandes estructuras criminales subcontratan diferentes aspectos del negocio.
La subcontratación abarca desde químicos especializados capaces de camuflajear la droga dentro de una fruta, hasta la logística de transporte y el contrabando. Incluso subcontratan la parte financiera, que se ha vuelto sumamente compleja. El envío de fajos en efectivo ha sido reemplazado por transacciones trianguladas, algunas de las cuales involucran el uso de criptomonedas y pasan por mercados como el de China.
La innovación no es generada por la competencia, sino por la amenaza de la ley, que obliga a la constante mutación del crimen. Un cambio fundamental es el creciente peso de las drogas sintéticas. Estas sustancias son más baratas y fáciles de transportar, ya que no requieren ser cultivadas.
México es un actor fundamental en este mercado globalizado. Actualmente, el país se ha convertido en el principal corredor de drogas sintéticas en el hemisferio occidental. La descentralización de los cárteles ha generado "microcárteles regionales" ligados a la producción de fentanilo y metanfetamina en laboratorios muy dispersos.
La violencia también ha cambiado su enfoque, concentrándose ahora en "nodos logísticos" —como Michoacán, Colima, Baja California y Jalisco— en lugar de limitarse a las rutas tradicionales.
El impacto económico es severo: se estima que el valor del mercado del narcotráfico representa entre el 1.5% y el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, según datos del Banco de México.
Esta "industria" está totalmente entreverada con la política y la gobernabilidad del país. Ante este enorme reto, la recomendación lógica es que México desarrolle sus capacidades de inteligencia, enfocándose especialmente en la inteligencia financiera para "seguir el dinero".
Esta "industria" está totalmente entreverada con la política y la gobernabilidad del país. Ante este enorme reto, la recomendación lógica es que México desarrolle sus capacidades de inteligencia, enfocándose especialmente en la inteligencia financiera para "seguir el dinero".
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