El último reporte financiero de Pemex revela una pérdida de 61 mil 242 millones de pesos en el tercer trimestre de 2025. Este resultado negativo ocurre pese a la considerable inyección de recursos públicos que busca rescatar a la petrolera estatal.
El gobierno de la presidenta Sheinbaum puso en marcha dos principales instrumentos para recuperar a la empresa. Primero, emitió 12 mil millones de dólares en bonos respaldados por Hacienda para cubrir deuda inmediata. Segundo, creó un vehículo de inversión de 13.3 mil millones de dólares, liderado por Banobras y la banca privada, para pagar a contratistas y financiar proyectos prioritarios.
A pesar de esto, su deuda financiera llegó a 100,300 millones de dólares, lo que evidencia que el respaldo estatal no ha sido suficiente para estabilizar su estructura. Además, la extracción de crudo bajó alrededor de 6.7% a 1.66 millones de barriles diarios y la deuda a proveedores subió en un año 37%, llegando a los 28,000 millones de dólares.
Se esperaría que los recursos multimillonarios destinados a Pemex se tradujeran en producción, empleo, energía asequible y estabilidad financiera. Pero los resultados del último reporte debilitan esa expectativa.
Por más que el plan del gobierno apunte a lograr la autosuficiencia de Pemex para 2027, la realidad muestra que se trata de un reto estructural que no se resuelve únicamente con transferencias.