La ceremonia del Premio de la Juventud de la Ciudad de México 2025 se convirtió en una tribuna inesperada para la crítica. Ana Karen Sotelo Salazar, galardonada por su trayectoria, utilizó su discurso para confrontar directamente a los diputados capitalinos. Su intervención, pronunciada el Día Internacional de la Juventud, lejos de ser un mero agradecimiento, se transformó en un manifiesto contundente sobre las adversidades que enfrenta esta generación.
"Sí, somos el futuro, pero ¿qué pasa con el presente? ¿Nos moriremos de hambre hoy y mañana aplaudimos?", interpeló la oradora, cuestionando la falta de acción gubernamental. Subrayó problemas apremiantes: la ausencia de seguridad laboral, la escasez de sistemas de salud accesibles y el acceso insuficiente a la educación que limita el desarrollo pleno de muchos. Esta situación, según la joven, no permite que más personas alcancen su "máximo potencial".
Un punto álgido fue la denuncia del crimen organizado, cuya expansión "está arrasando" y "se está llevando a la juventud al narcotráfico". La oradora compartió una dolorosa experiencia personal: su comunidad, fue desaparecida por la delincuencia, sin que nadie les prestara atención. Ante ello, clamó por "verdadera justicia", la cual "no se va a quedar en este espacio, se tiene que salir".
La crítica se dirigió a los "tomadores de decisiones", exigiendo que no "nos callen, no nos cesen y nos permitan criticar al sistema". No fue una censura a un partido, sino "contra todos ellos, contra todas las personas que no permiten un verdadero cambio". La joven exhibió la percepción de desinterés de los políticos, quienes, según observó, conversaban mientras ella hablaba, calificando su actitud de injusta, una burla y una falta de respeto. Consideró que, para ellos, la premiación era "solamente un proceso meritocrático".
Finalmente, la galardonada lanzó un poderoso llamado a la juventud mexicana: "despierten, luchen y no se queden en la individualidad"