Este año, México ha visto varios homicidios que involucran nombres del mundo del espectáculo: los músicos colombianos B-King y Regio Clown, la influencer Valeria Márquez, el estilista Miguel de la Mora, conocido como “Micky Hair”, y el actor y modelo argentino Fede Dorcaz.
El número de casos ya es significativo y, salvo el de Valeria Márquez, se ha concentrado en las últimas semanas. En un contexto de violencia como el que vive México, vale la pena preguntarse si estamos frente a meras coincidencias o si existe algo sistemático detrás de estos crímenes.
Valeria Márquez, de 23 años, fue asesinada mientras hacía una transmisión en vivo en TikTok desde su salón en Zapopan, Jalisco. Un hombre que fingió ser repartidor preguntó por ella, la identificó y le disparó. “Micky Hair” fue ejecutado en Polanco frente a su negocio. Las autoridades confirmaron que no se trató de un asalto, sino de un “homicidio directo”, y se sabe que había recibido amenazas. Los músicos colombianos B-King y Regio Clown desaparecieron tras participar en un evento, y luego fueron hallados muertos. El modelo Fede Dorcaz fue asesinado a balazos en la Ciudad de México la noche del 9 de octubre mientras conducía su vehículo en el Anillo Periférico.
Por ahora no hay pruebas que conecten todos estos casos directamente con el crimen organizado, aunque en varios de ellos hubo amenazas previas y, salvo en el caso de los cantantes colombianos que aún no se esclarece, se ha tratado de ataques directos.
Que el mundo del espectáculo reúna todos estos casos en tan poco tiempo obliga a preguntar si detrás de los ataques está el crimen organizado. Es necesario indagar si estos grupos han encontrado una nueva veta de interés en el ámbito de los famosos, ya sea para blanqueo de capitales, control territorial o la explotación de negocios fachada. No se debe pasar por alto que el negocio del entretenimiento mueve grandes cantidades de dinero y otorga acceso a contactos de alto perfil.
Adicionalmente, en los últimos tiempos se ha visto actividad de organizaciones criminales en redes sociales reclutando miembros y buscando generar entre ciertos grupos de jóvenes un sentido de pertenencia y una vía para enriquecerse.
Por ahora, hay sólo preguntas e hipótesis sobre una posible conexión entre estos homicidios y los intereses de grupos delincuenciales. Sin embargo, es importante explorarlos para seguir la pista a la evolución de las actividades de las organizaciones criminales y, en su caso, ofrecer la protección necesaria a un gremio que podría estar expuesto a riesgos específicos.