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Incremento al salario genera inflación: ¿mito o realidad?

El Gobierno sigue empujando los incrementos al salario mínimo. El expresidente López Obrador fue el principal promotor de ello. Los aumentos sucedieron de manera continuada durante todo su sexenio. Por un lado la pregunta de que si los empresarios aguantarían, se resolvió con reuniones con Cámaras y Grupos Empresariales. Por otro, los economistas esperaban el "efecto rebote" de la inflación. No sucedió.





Sin embargo, la reciente alza del pago base, de hasta un 13%, exige cautela. Las personas perciben este beneficio como algo muy bueno, y lo es. El asunto es que resulta imposible sostenerlo hasta el infinito pues el peligro de seguir elevando el sueldo sin considerar las condiciones macroeconómicas es real.

Años anteriores, los aumentos no provocaron un disparo en los precios. Esto ocurrió porque la remuneración mínima se encontraba muy abajo. Esa condición ofreció margen para subir el monto sin presionar la inflación. Sin embargo, ese margen se agotó.

Economistas explican que la presión inflacionaria se genera cuando el salario mínimo se ubica por encima de la mediana. El nuevo monto del salario mínimo, con el ajuste, alcanzará los 9,582 pesos al mes. Esta cifra rebasa ya la mediana salarial, la cual se sitúa en 9,288 pesos, según la ENOE. Por lo tanto, ya se rebasó la banda de ajuste y las presiones inflacionarias pueden comenzar. 

Además, el incremento, solo es para una pequeña porción del empleo formal. Este beneficio impacta a menos de la mitad del mercado laboral, pues la mayoría se mantiene en la informalidad. 



La dificultad para seguir elevando el mínimo es latente pues es indispensable aumentar la productividad e impulsar el crecimiento económico. Sin embargo, la realidad muestra que la productividad nacional ha caído alrededor de 4% durante los últimos años. Mantener las subidas sin mejorar el rendimiento implica un riesgo constante.