El miércoles, el Senado de la República ratificó a Ernestina Godoy Ramos como titular de la Fiscalía General de la República, con 97 votos a favor, 19 en contra y 11 nulos.
Durante su comparecencia ante senadores, Godoy aseguró que su visión para la FGR se basa en profesionalización, justicia eficaz y protección a víctimas. Afirmó que no habrá persecución política, ni fabricación de culpables, ni impunidad. También enfatizó su compromiso con una fiscalía moderna, que trabaje con investigación científica y derechos humanos.
En su intervención, es particularmente destacable el énfasis que puso en la profesionalización de la FGR, la perspectiva de género y la coordinación con el gabinete de seguridad. Estas son tres áreas ineludibles de las que la fiscalía ha adolecido prácticamente siempre. En el caso de la tercera, parece el punto clave, pues es tal vez lo que explique la salida de Gertz y la llegada de Godoy. La supuesta resistencia de Gertz a ceñirse a las necesidades de la política de seguridad de la presidenta Sheinbaum es, según las versiones que han circulado, lo que hizo necesario para la mandataria colocar en el cargo a alguien de toda su confianza.
Si bien este elemento podría tener ventajas para la implementación efectiva de decisiones, no deja de estar el riesgo de un alineamiento pleno entre la fiscalía y el gobierno, lo que vulneraría la independencia de la que, en teoría, debe gozar la FGR.
Godoy tiene la oportunidad de renovar la fiscalía y poner los cimientos de una procuración de justicia profesional, íntegra y respetuosa de los derechos humanos. Será indispensable dar seguimiento a su desempeño y a la evolución que tenga la dependencia bajo su liderazgo.