El mercado laboral mexicano enfrenta una profunda crisis estructural. La falta de crecimiento económico, impide la generación de empleos de calidad. El dilema es complejo: aunque no se crean suficientes puestos formales, la gente se ve obligada a encontrar ocupación porque no existe una red de seguridad social que proteja a los ciudadanos, más allá de los programas sociales.
La consecuencia directa de esta presión es un mercado laboral altamente fragmentado.
La consecuencia directa de esta presión es un mercado laboral altamente fragmentado.
Las cifras confirman la gravedad del problema. En México, la población ocupada asciende a 60,024,000 personas. De ese universo, 33 millones de trabajadores son informales. Esto significa que, desde hace mucho tiempo, hay más empleados informales que formales.
La informalidad es diversa. Un grupo trabaja en el sector informal, es decir, su negocio no está registrado y no paga impuestos. Sin embargo, existen numerosos trabajadores informales empleados por el sector formal, incluso en el gobierno, a quienes se les paga por fuera, mediante transferencias o efectivo. El modelo es complejo y fragmentado.
Los estudios señalan que las personas migran constantemente entre la formalidad y la informalidad o combinan ambos tipos de ingresos. Es fundamental aclarar que, en México, la informalidad no es ilegal; lo que sí es ilegal es la evasión fiscal.
Los estudios señalan que las personas migran constantemente entre la formalidad y la informalidad o combinan ambos tipos de ingresos. Es fundamental aclarar que, en México, la informalidad no es ilegal; lo que sí es ilegal es la evasión fiscal.
La raíz del problema es el sistema de seguridad social. Este se impuso entre 1940 y 1947. El modelo vincula la seguridad social al trabajo: si trabajas, tienes prestaciones; si no trabajas, no las tienes. Este sistema funcionaba cuando la esperanza de vida rondaba los 50 años y la jubilación se fijaba a los 65. Este modelo es obsoleto.
Esta separación forzada entre formalidad e informalidad genera fallas en productividad brutales. La productividad laboral ha caído 5% desde 2018. Es imposible que la economía crezca y ofrezca empleos de calidad con un mercado informal tan amplio.
Las consecuencias recaen en los sectores más vulnerables. Por un lado, los jóvenes mexicanos enfrentan un entorno laboral hostil e inseguro dado el poco crecimiento económico. Además, la tradicional opción de migrar a Estados Unidos se está cerrando. Por otro lado, las mujeres son el grupo que más opera en la informalidad. Ellas buscan la flexibilidad que permite manejar distintas etapas de la vida, como la maternidad. El costo es alto: su ingreso es cerca de 30% menor al que tendrían en el sector formal.
La baja tasa de desocupación no es un logro, sino la prueba de la flexibilidad del mercado y de que no tener ingreso no es una opción para millones de mexicanos. La solución a la informalidad requiere cambios estructurales complejos y grandes, por ejemplo desvincular la seguridad social del empleo y crear un sistema universal de protección. No obstante, la voluntad política para implementar esta visión de país aún no existe.
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