México y Canadá: ¿aliados estratégicos en tiempos de Trump?
La visita a México del primer ministro canadiense, Mark Carney, ocurre en un momento decisivo. Con la revisión del T-MEC a la vuelta de la esquina y Donald Trump dispuesto a usar el tratado como herramienta de presión, la relación bilateral entre México y Canadá cobra un valor político y económico renovado.
Ambos países pueden ser útiles el uno para el otro. Para México, Canadá representa un socio con experiencia en enfrentar a Washington sin romper la mesa de negociación. Ottawa ha sabido plantarse frente a Trump en disputas comerciales pasadas y puede ofrecer a México respaldo para sortear la tormenta.
Para Canadá, México es importante como mercado y como socio en cadenas de suministro que sostienen sectores claves, desde el automotriz hasta la energía. Un frente común con México le permite a Carney no quedar aislado frente a las exigencias de la Casa Blanca.
La relación de Estados Unidos con ambos países es inevitablemente asimétrica, pero, al actuar juntos, México y Canadá pueden equilibrar la mesa. Los países de los extremos norte y sur de Norteamérica parecen ponerse de acuerdo para que la revisión del T-MEC sea un verdadero ejercicio tripartito, y no una negociación bilateral entre Trump y cada vecino, como probablemente esperaba el presidente estadounidense.
El reto está en pasar de los gestos a los hechos. A pesar de compartir un tratado comercial de más de treinta años, México y Canadá no han tenido una vinculación vigorosa, y tienen ante sí el desafío de construirla. Una alianza sólida y sostenida podría ser un elemento de peso para las capacidades de negociación de ambos frente a Estados Unidos.