En el contexto de la celebración de su Consejo Nacional, Morena definió la creación de una Comisión Evaluadora, que estará encargada de revisar los perfiles de quienes aspiren a afiliarse al partido. Este organismo sólo filtrará nuevas incorporaciones y no se encargará de asuntos de quienes ya pertenezcan al instituto político.
Los miembros de la Comisión serán Luisa María Alcalde, actual presidenta del partido; Carolina Rangel, secretaria general de Morena; Alfonso Durazo, presidente del Consejo Nacional y gobernador de Sonora; Armando Bartra, sociólogo y formador político dentro del movimiento; y Epigmenio Ibarra, productor y periodista afín al obradorismo.
La creación de este organismo es un síntoma de al menos dos cosas. Primero, del éxito de Morena y de su rápido crecimiento. Si Morena necesita cribar las afiliaciones, es porque hay un fuerte interés de personas externas con peso político que quieren sumarse. Seguramente, el Comité analizará las incorporaciones de figuras de alto perfil y no de ciudadanos de a pie.
Segundo, el creación del Comité muestra que las incorporaciones de ciertas personas al partido han levantado ámpulas y creado conflictos externos, tal como se mostró este fin de semana con el grito a coro “¡Fuera los Yunes!” en el mismo Consejo Nacional. Queda claro que Morena no es un monolito con intereses perfectamente alineados.
Está por verse con qué criterios se evaluarán las posibles incorporaciones. La comisión podría ser un filtro de afinidad política, pero también podría convertirse en un mecanismo de control. Esta nueva estructura podría usarse para cerrar el paso a quienes disientan de ciertas facciones del partido o como moneda de cambio entre grupos internos.