Por Arturo Madrigal
Se empieza a sentir la fiebre del Mundial. Después de 40 años, México vuelve a ser sede de la máxima fiesta del futbol.
Nuestro país será uno de los tres escenarios, junto con Estados Unidos y Canadá, en los que las canchas se convertirán en campos de batalla de los que saldrá el equipo victorioso que habrá de alzar la preciada copa.
Los ojos del mundo estarán sobre México. En esta edición 2026, el Estadio Banorte (mejor conocido como Azteca) pasará a la historia el próximo 11 de junio como el único recinto deportivo en albergar tres inauguraciones mundialistas… y por los estratosféricos precios para ingresar a la ceremonia.
Desde hace meses, la venta de boletos para los partidos se ha realizado por fases que se han agotado rápidamente, algo que es visto por los revendedores como una oportunidad.
En ese sentido, gran sorpresa causaron los costos de reventa de boletos para el partido inaugural México VS Sudáfrica.
StubHub es una de las plataformas más destacadas a nivel internacional en la compra y reventa de entradas. En su página web fueron puestos a la venta boletos con costos que, dependiendo de la zona del estadio, valían hasta 927 mil 429 pesos.
Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), elaborada por el INEGI, en el tercer trimestre de 2025 había 59.5 millones de mexicanos ocupados pertenecientes a la Población Económicamente Activa.
De estos, el 39.2% (alrededor de 23 millones 324 mil personas) ganaban hasta un salario mínimo, es decir, 8 mil 364 pesos al mes (exceptuando la Zona Libre de la Frontera Norte en donde el salario mínimo mensual es de 12 mil 596 pesos).
Tomando en cuenta el precio anunciado en Stubhub, una persona tendría que trabajar por lo menos nueve años para poder comprar un boleto del partido inaugural, suponiendo que en ese lapso no gasta en nada más.
Asimismo, según la ENOE, el 30.3% de los ocupados (es decir, alrededor de 18 millones 28 mil 500 trabajadores) ganaban hasta dos salarios mínimos al mes. Esto quiere decir que tendrían que trabajar al menos cuatro años y medio sin gastar en nada para poder sufragar una entrada.
El mismo Octavio de la Torre de Stéffano, dirigente de la Concanaco-Servytur, llegó a decir que acceder a alguno de los partidos en México es impagable hasta para una familia de clase media alta. Ni hablar de los gastos en hospedaje y en el ocio que derivará de la fiesta mundialista.
¿Debe regularse el manejo de precios en este tipo de eventos? La pregunta es pertinente.
En México el futbol, más que un deporte, es una pasión que se vive a flor de piel. “Nosotros disfrutamos del juego de pelota desde tiempos ancestrales”, llegó a decir la Presidenta Claudia Sheinbaum en el sorteo del Mundial. Sin embargo, vivir la pasión debería estar al alcance de las mayorías que justamente dan vida a este deporte.
Los defensores a ultranza del libre mercado se opondrán a cualquier forma de regulación, argumentando que los altísimos precios son determinados por la ley de la oferta y la demanda, y es verdad.
Sin embargo, tampoco se puede negar que eventos de esta magnitud son aprovechados por intereses que hacen de la especulación su modus vivendi, a través de operaciones que generan costos que son inalcanzables para el ciudadano promedio.
México se alista para la gran fiesta del deporte más popular del mundo, que en el 2026, al parecer, será para muy pocos.
Se empieza a sentir la fiebre del Mundial. Después de 40 años, México vuelve a ser sede de la máxima fiesta del futbol.
Nuestro país será uno de los tres escenarios, junto con Estados Unidos y Canadá, en los que las canchas se convertirán en campos de batalla de los que saldrá el equipo victorioso que habrá de alzar la preciada copa.
Los ojos del mundo estarán sobre México. En esta edición 2026, el Estadio Banorte (mejor conocido como Azteca) pasará a la historia el próximo 11 de junio como el único recinto deportivo en albergar tres inauguraciones mundialistas… y por los estratosféricos precios para ingresar a la ceremonia.
Desde hace meses, la venta de boletos para los partidos se ha realizado por fases que se han agotado rápidamente, algo que es visto por los revendedores como una oportunidad.
En ese sentido, gran sorpresa causaron los costos de reventa de boletos para el partido inaugural México VS Sudáfrica.
StubHub es una de las plataformas más destacadas a nivel internacional en la compra y reventa de entradas. En su página web fueron puestos a la venta boletos con costos que, dependiendo de la zona del estadio, valían hasta 927 mil 429 pesos.
Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), elaborada por el INEGI, en el tercer trimestre de 2025 había 59.5 millones de mexicanos ocupados pertenecientes a la Población Económicamente Activa.
De estos, el 39.2% (alrededor de 23 millones 324 mil personas) ganaban hasta un salario mínimo, es decir, 8 mil 364 pesos al mes (exceptuando la Zona Libre de la Frontera Norte en donde el salario mínimo mensual es de 12 mil 596 pesos).
Tomando en cuenta el precio anunciado en Stubhub, una persona tendría que trabajar por lo menos nueve años para poder comprar un boleto del partido inaugural, suponiendo que en ese lapso no gasta en nada más.
Asimismo, según la ENOE, el 30.3% de los ocupados (es decir, alrededor de 18 millones 28 mil 500 trabajadores) ganaban hasta dos salarios mínimos al mes. Esto quiere decir que tendrían que trabajar al menos cuatro años y medio sin gastar en nada para poder sufragar una entrada.
El mismo Octavio de la Torre de Stéffano, dirigente de la Concanaco-Servytur, llegó a decir que acceder a alguno de los partidos en México es impagable hasta para una familia de clase media alta. Ni hablar de los gastos en hospedaje y en el ocio que derivará de la fiesta mundialista.
¿Debe regularse el manejo de precios en este tipo de eventos? La pregunta es pertinente.
En México el futbol, más que un deporte, es una pasión que se vive a flor de piel. “Nosotros disfrutamos del juego de pelota desde tiempos ancestrales”, llegó a decir la Presidenta Claudia Sheinbaum en el sorteo del Mundial. Sin embargo, vivir la pasión debería estar al alcance de las mayorías que justamente dan vida a este deporte.
Los defensores a ultranza del libre mercado se opondrán a cualquier forma de regulación, argumentando que los altísimos precios son determinados por la ley de la oferta y la demanda, y es verdad.
Sin embargo, tampoco se puede negar que eventos de esta magnitud son aprovechados por intereses que hacen de la especulación su modus vivendi, a través de operaciones que generan costos que son inalcanzables para el ciudadano promedio.
México se alista para la gran fiesta del deporte más popular del mundo, que en el 2026, al parecer, será para muy pocos.
Crédito: Estadio Azteca