Buscar
DESTACADO

¿Qué podríamos esperar del nuevo Poder Judicial de la Federación? Algunas posibilidades.

Más allá del impulso de venganza que originó la reforma judicial, la manera mafiosa en que fue fraguada en el legislativo y la manipulación oficial durante todo el proceso legal y su elección, el nuevo Poder Judicial de la Federación es constitucional e inexorable.

Más allá de la baja votación, los acordeones, las urnas embarazadas con idéntica caligrafía, el acarreo oficial a los limitados centros de votación, la afinidad evidente de las y los ministros electos con Morena y el golpe frontal a la división y acotación de poderes públicos, su resultado es legal e inatacable.

La elección recurrente del Poder Judicial llegó para quedarse. Es muy improbable que alguna fuerza política, o alianza de éstas, pueda revertirla en décadas. Se normalizará eventualmente y será otra anomalía y excentricidad de nuestro sistema político. Y será atractiva también para los partidos políticos futuros, más allá de su orientación ideológica, que busquen concentrar poder.

En un corto plazo dominarán la afinidad abierta con el gobierno actual y la sumisión de muchos jueces y juezas a éste. También podría exacerbarse su cooptación por el crimen organizado (incluyendo a los políticos) al estar más expuestos que nunca. Es esperable también un incumplimiento creciente de sus obligaciones legales por falta de experiencia y personal calificado, y por una transición que será convulsa y deficiente.  

¿Pero qué podría pasar después? El Poder Judicial entró a la política. Y en México ésta es sinónimo de traición. De reacomodos, circunstancias y conveniencias. Esa será la nueva cancha en la que jugará el Poder Judicial de manera abierta y legítima. Ministros y ministras,  magistrados y magistradas se irán profesionalizando en esto, en la política. Y de manera inercial buscarán y reclamarán su nueva autonomía, ahora electoral, de los otros poderes públicos. 

La disfuncionalidad del sistema político mexicano vivirá en el corazón del Poder Judicial. Pero la realidad, los intereses y también las convicciones de las personas se impondrán. Seguiremos viendo jueces defendiendo al gobierno y también a particulares, corruptos y corruptores, honestos y dedicados a hacer valer la ley, votando en contra del gobierno y también acosando a particulares, cooptados por criminales y por funcionarios,  con cargas descomunales de trabajo, falta de personal y presupuestos insuficientes. Pero ahora con nombres y apellidos de urna, sujetos al escarnio público y a cuestionamientos inéditos. 

Los jueces y juezas empezarán a distanciarse de las y los políticos que los pusieron en esta situación. Y actuarán en su contra, eventualmente. El gobierno actual, y el anterior, han creado un monstruo legal que no podrán controlar después.