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¿Qué puede evitar un despliegue militar de Estados Unidos en México?

Las declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump esta semana suben los niveles en su ofensiva verbal sobre posibles incursiones militares en México. Al afirmar en la Casa Blanca que “no estoy contento con México” y sugerir que estaría dispuesto a ordenar ataques contra narcolanchas en aguas mexicanas para frenar el tráfico de drogas, Trump hace declaraciones a las que no se había atrevido a pesar de su virulencia contra México.

Sus palabras parecen buscar presionar al gobierno mexicano para que acepte una cooperación mucho más amplia y agresiva por parte de Estados Unidos. Si bien el tráfico de fentanilo ha sido un problema permanente en la relación bilateral, proponer acciones militares dentro del territorio mexicano traspasa claramente los límites de la diplomacia tradicional.

El trasfondo puede leerse como una estrategia de presión. Al endurecer su discurso, Trump podría estar buscando obligar a México a aceptar una coacción más directa para combatir los cárteles.

Más allá de las provocaciones, esta jugada genera inquietud sobre los alcances de Donald Trump en México. Sus ataques ilegales a presuntas narcolanchas en aguas internacionales en las que mueren personas sin ninguna seguridad de que estén cometiendo un delito no son tranquilizadores. Tampoco lo es la inexplicable extracción del Mayo Zambada de México, presuntamente operada por fuerzas estadounidenses.

Trump ha dejado claro que ni las reglas del derecho internacional ni la legalidad son límites respetables para él. Lo único que lo detiene son los cálculos políticos internos en Estados Unidos. ¿Estará México desplegando una estrategia con eso en mente o se limitarán sus funcionarios a decir frente a medios de comunicación que no hay subordinación?